La tan necesaria transformación educativa debe pasar sí o sí por la digitalización de los centros y las aulas, es cierto. Pero tan cierto como esto es que la digitalización debe tener como uno de sus objetivos principales el de conseguir un modelo educativo más inclusivo a todos los niveles, para que ninguna persona quede fuera o se quede atrás.
¿Cómo puede la digitalización lograr esto? En este artículo vamos a ver algunas de las formas en las que podemos ayudarnos de la tecnología para fomentar la inclusión.
1 Reducir la brecha digital
Si bien es cierto que la brecha digital es cada vez menor, todavía queda trabajo por hacer. Especialmente en países con menos recursos o en vías de desarrollo.
Aunque pueda parecer paradójico, la brecha digital en educación se puede resolver con más tecnología. De hecho, es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y ya son muchos los gobiernos, empresas e instituciones educativas que han puesto en marcha iniciativas, tanto públicas como privadas, para facilitar el acceso a la tecnología y a la alfabetización digital.
Solamente así, invirtiendo en infraestructuras, herramientas y formación, será posible conseguir una sociedad sin desigualdades ni ninguno de los diferentes tipos de brecha digital:
- Brecha de acceso. Se trata de la diferencia en las posibilidades de tener una conexión a internet y las herramientas necesarias.
- Brecha de uso. En este caso, la diferencia la marca la falta de competencias digitales que impide el uso de la tecnología.
- Brecha de calidad de uso. Se trata de la diferencia en los conocimientos para hacer un buen uso de la red.
2 Democratizar el acceso
Si se logra seguir reduciendo esta brecha digital, conseguiremos también democratizar el acceso a la educación. ¿Cómo y por qué?
La educación híbrida y, sobre todo, el e-learning son una muy buena opción para la educación superior, la formación contínua o la enseñanza a personas con movilidad reducida o que, por circunstancias concretas, no pueden asistir a clase de forma habitual.
De hecho, el e-learning permite estudiar sin necesidad de desplazarse y además, y muy importante, suele tener un coste menor por no requerir de instalaciones físicas. Un factor decisivo para las personas que cuentan con menos recursos.
Las herramientas digitales son también claves para ofrecer una educación más personalizada y adaptada a las capacidades de cada estudiante. La tecnología permite, siempre con el acompañamiento de un profesor, crear contenidos y lecciones mucho más acordes a las necesidades y habilidades de cada persona. Esto es fundamental para poder ofrecer una educación de calidad a las personas con diversidad funcional o con cualquier tipo de dificultad en el aprendizaje.
3 Fomentar la igualdad
Es evidente que, con esta democratización del acceso a la educación, se da un gran paso hacia la igualdad. Pero esta igualdad no debe basarse solamente en el acceso a la enseñanza, sino que debe trabajarse y enseñarse en las aulas, en todos los sentidos y a todos los niveles. Y siempre es mejor con el apoyo de recursos y herramientas digitales.
Actualmente existen muchísimas soluciones digitales que permiten educar en la igualdad de forma amena, que ayudan a visibilizar colectivos hasta hoy discriminados por razón de género, origen, orientación sexual, etc., y a mostrar sus aportaciones y su valor en la sociedad. Además, las nuevas tecnologías permiten un aprendizaje mucho más inmersivo, que ayuda a conocer otras realidades – de otros lugares del mundo, de otras personas – y a entenderlas mucho mejor.