Inclusión, educación y digitalización han sido las palabras claves de nuestros motores de búsqueda durante el 2022. Puesto que las nuevas tecnologías son la herramienta principal para acceder a información, realizar transacciones, mejorar la educación, acceder a entretenimiento y también socializar, la inclusión digital global debe evolucionar a medida que avanza la tecnología.
Todos los avances en la supresión de barreras para el acceso y uso de la tecnología han sido fruto del esfuerzo y el compromiso sinergético de los estados, las instituciones académicas, las empresas y, por supuesto, de la sociedad. Con la ilusión de las novedades que traerá el nuevo año, aprovechamos este espacio para compartir ejemplos de quienes han trabajado para construir un mundo más inclusivo y reconocer su labor diaria.
Ejemplo de asequibilidad
Reducir la brecha digital en educación no sólo significa asegurar la disponibilidad de los dispositivos necesarios para acceder a Internet. Para que la conexión en línea sea equitativa, el coste de los datos también debe tener en cuenta el nivel de ingresos de los usuarios. Es por ello que los organismos internacionales y los gobiernos definen continuamente estrategias para democratizar el coste de los servicios en línea, la asistencia técnica de calidad y el acceso a plataformas digitales de aprendizaje para la educación, dando prioridad a las personas en riesgo de exclusión social.
En este aspecto, queremos reconocer la apasionante labor de organizaciones no gubernamentales como EDUCO que trabajan en alianza con gobiernos e instituciones para mejorar la infancia y la educación del mundo. Para cerrar el año, nos proponen un catálogo de regalos solidarios navideños para contribuir al desarrollo educativo de los niños y niñas en situación de mayor vulnerabilidad.
Ejemplo de accesibilidad
La inclusión digital consiste también en la adaptación de los dispositivos y los contenidos para facilitar el acceso a personas con diversidad funcional, que de otro modo no podrían utilizarlas.
Por ejemplo, RIMUD es un proyecto innovador de Katedral Studios que ha conseguido mejorar el aprendizaje de niños con Síndrome de Down, trastornos específicos del lenguaje (TEL), trastornos del espectro autista (TEA) o dislexia a través de la gamificación. Su videojuego constituye no sólo una herramienta terapéutica para logopedas y psicólogos, sino un apoyo educativo utilizable en centros educativos, que se adapta por niveles a las necesidades particulares de los estudiantes.
Ejemplo de alfabetismo digital
Saber hacer un buen uso de las nuevas tecnologías es determinante para el empoderamiento de las personas, con el fin de que alcancen sus metas personales, sociales, educativas y profesionales. También es un aspecto clave para poder participar y verse a uno mismo como actor social. Sin embargo, este buen uso requiere de ciertas competencias: saber analizar, evaluar, argumentar, resolver problemas, elaborar conclusiones, generar nuevas propuestas, tomar decisiones, comprender y participar en el universo en línea. Estas habilidades son indispensables para responder a las demandas laborales de este siglo, pensar críticamente el mundo virtual y utilizarlo de manera ética y participativa.
Afortunadamente, existen emprendedores que buscan democratizar el uso y el conocimiento de la tecnología como un medio para paliar brechas sociales. Cibervoluntarios, es una entidad española pionera en voluntariado tecnológico. Con el objetivo de utilizar la tecnología como medio para reducir brechas, generar innovación social y empoderamiento en la ciudadanía, la organización ha creado el CiberAcademy: una serie de píldoras de vídeo breves y sencillas con las que han ayudado a más de 400.000 personas a mejorar sus competencias digitales.
Tras este pequeño reconocimiento a estas enormes organizaciones, sólo podemos desear para el próximo año: asequibilidad, accesibilidad y alfabetismo digital para todas y todos.